CEREZA

CEREZA

No hay fruta más refrescante y sana que las alegres cerezas. La floración de sus árboles en primavera es uno de los es pectáculos más bellos de la Naturaleza, esperado y venerado en países como el Japón, donde es su flor nacional, símbo lo de lo bello, frágil y efímero de la existencia.
Surgen luego sus brillantes frutos pasión de pájaros (su nombre botánico, P. avium, apunta a ello), con toda una amplia gama de rojos vistosos que nos indican el inicio del verano. El cerezo silvestre (de cerezas muy ácidas) es conocido en Europa desde tiempos remotos (neolítico). El nombre de cereza arera (cat.), cereixa (gal.), cense (fra.)) proviene de Cerasonte (cerasium), en el Asia Menor, desde donde, mejorada de sabor, la trajo a Europa el célebre caudillo y gastrónomo romano LÚCUlo. Una especie hermana de la cereza es la guinda (P. cerasus) de ácido sabor, por lo que suele consumirse confitada.
De la cereza puede aprovecharse todo, desde su jugosa pulpa a sus rabitos con los que se pueden preparar infusiones diuréticas beneficiosas para las vías urinarias, y sus huesos que una vez limpios y libres de pulpa, sirven para aplicar calor al cuerpo, allí donde se necesite. Metidos en una bolsa de paño y calentados en un horno, estufa o microondas mantienen el calor más de una hora, gracias a su capacidad aislante interna, que evita también a que se enfríen con relativa rapidez. El contenido en vitaminas minerales de las cerezas no es muy llamativo, aunque es destacable la presencia de:

Flavonoides (antioxidantes), con presencia de ácido elágico y alcohol perílico, conocidos por sus propiedades anticancerígenas.

Melatonina: hormona natural que regula el SIJeñO y la temperatura corporal. Potente antioxidante que ayuda a retrasar el envejecimiento.

Ácidos orgánicos: de efecto estimulante digestivo y depurativo. A lo que ayuda su efecto diurético, por su contenido en potasio y agua.

Ácido salicílico: de probado efecto antiinflamatorio y antirreumático.

Fibra vegetal soluble (pectina) que le concede una acción laxante SIRVe y reductora de los niveles de colesterol en sangre (hipolipemiante), lo que refuerza su efecto depurativo.

Las cerezas son ideales para hacer curas depurativas de uno o dos días de duración, comiéndolas como único alimento tres o cuatro veces al día, una a una, masticándolas bien y no bebiendo nunca agua después de haberlas comido Las mejores cerezas son maduras recién cogidas del árbol (no fuera de él), sin heridas enmohecidas. su consistencia firme y sus verdes y tersos son signo de calidad y frescura. Se conservan bien 4 0 5 días en la nevera (aunque incorporan olores ajenos) si no se las amontona. Es preferible lavarlas justo antes de comerlas.

Extraído:
FRUTAS PARA LA SALUD ,FREDERIC VINYES, FLOR DE LOTO

HERBORISTERÍA XÀTIVA