ALBARICOQUE
Nada hay tan delicioso como la fruta madura recién cogida de la planta que la sustenta, especialmente en el caso de los albaricoques. su sabor y aroma resultan inigualables, si los comparamos con los que se ofrecen en los mercados y que se han recolectado aun verdes. Problema añadido, ya que es una fruta que detiene su maduración fuera del árbol.
Los niños solían hacer silbatos perforando y vaciando los huesos de los albaricoques. Otra imagen que me viene a la memoria es el mítico pueblo de los Hunzas, al norte del Pakistán, al pie de los Himalayas. su vida sencilla y austera, aire puro, ejercicio físico y una alimentación eminentemente vegetariana los había convertido en un pueblo sano, sin apenas enfermedades y con unas tasas de longevidad muy elevadas. su alimento principal han sido, tradicionalmente, los albaricoques desecados (orejones en grandes terrazas. Lamentablemente, con la llegada de la civilización y sus alimentos (conservas, productos refinados, dulces, etc.) la salud de los Hunzas se ha resentido en los últimos años.
Es una de las frutas más ricas en betacaroteno (antioxidante, pro-vitamina A) y a pesar de que, en estado fresco, su contenido en hierro no es muy elevado, combaten bien las anemias por falta de hierro. Es muy posible que la combinación de sus componentes naturales (vitaminas, minerales, oligoelementos y otras sustancias bioactivas) potencie su efecto y de un mejor resultado que la toma de estos componentes de forma aislada. Lo mismo se ha observado con la administración de antioxidantes aislados (fármacos), que no funcionan igual de bien que tomando los alimentos que los contienen.
A pesar de su nombre (Prunus armeniaca) su origen no está en Armenia, sino en la China. De ahí pasó a la India y se cree que llegó a Grecia a través de las tropas de Alejandro Magno, adaptándose bien al clima Mediterráneo. Es una de las primeras frutas del verano.
Precisamente su nombre árabe a/-barquq (el precoz) hace referencia a ello. Al ser una fruta que se come con su piel es preferible que sea de cultivo biológico, especialmente los orejones Para mejorar su aspecto y conservación, algunos productores les añaden dióxido de azufre sulfitos lo que puede producir reacciones alérgicas en algunas personas. La experiencia nos enseña que los albaricoques son un buen alimento y remedio para quienes padecen conjuntivitis crónica, pérdida de la agudeza visual, anemia ferropénica, propensión a las infecciones, afecciones de piel y mucosas, inapetencia y astenia.
Extraído: FRUTAS PARA LA SALUD ,FREDERIC VINYES, FLOR DE LOTO